„Robé al marido de mi amiga – y luego me dijo ‘gracias’…“

ENTRETENIMIENTO

Aneta nunca había planeado complicar su vida, y mucho menos la de su mejor amiga, Eva. Todo comenzó de manera inocente.

Andrés, el esposo de Eva, le parecía fascinante, maduro y lleno de misterio.

Se cruzaron por casualidad en varias reuniones sociales, hasta que finalmente algo comenzó a surgir entre ellos.

El romance fue un enigma, lleno de emoción y totalmente alejado de la realidad.

Solo cuando Aneta le dio un ultimátum a Andrés – «O yo, o Eva» – se dio cuenta de que estaba pisando un terreno peligroso.

El escándalo que lo cambió todo

Como era de esperar, explotó el escándalo. Eva quedó devastada por la traición de su mejor amiga y su amado esposo.

Las dos personas más cercanas a ella se convirtieron de repente en sus enemigas. Aneta estaba segura de que Eva nunca la perdonaría.

Y efectivamente, durante un tiempo fue así – ambas se evitaron, y su amistad parecía haber llegado a su fin.

Pero la vida tiene una forma extraña de sorprender. Tras varios meses de silencio, Eva decidió ponerse en contacto con Aneta.

Al principio la conversación fue tímida, pero pronto se fue tornando más relajada.

Hasta que un día, con una sonrisa irónica, Eva preguntó: «¿Qué tal con mi ex? ¿Todavía no te ha cansado?»

La vida con Andrés – el príncipe se convierte en rana

Las palabras de Eva sembraron una inquietud en Aneta. Andrés era ahora su esposo, pero Eva seguía hablándote de él como si aún fuera suyo.

Al principio, Aneta ignoró esos comentarios, pero pronto las cosas empezaron a cambiar.

Andrés, quien antes en los ojos de Aneta era como un príncipe de cuento de hadas, cada vez más empezaba a mostrar sus verdaderos defectos.

Se tumbaba en el sofá, pedía café, se quejaba de sus problemas y esperaba que Aneta hiciera todo por él.

Aneta trató de ignorarlo, creyendo que era solo una fase temporal.

Pero cuando Andrés perdió su empleo y no mostraba interés en buscar otro, la frustración creció. Fue cuando ocurrió la primera gran pelea.

«Fuiste tú quien quiso que viviera contigo» – dijo, como si ella fuera la culpable de toda la situación.

Fue entonces cuando Aneta se dio cuenta de que había cometido un gran error. Sin embargo, le tomó meses admitirlo ante sí misma.

La confesión inesperada

Un día, durante una reunión con Eva, Aneta se armó de valor y preguntó directamente: «¿Aún amas a tu ex esposo?». La reacción de Eva fue sorprendente.

La miró con una sonrisa llena de comprensión y confesó: «No duraste mucho, ¿verdad? Yo luché con él durante cuatro años.»

Eva contó algo que Aneta nunca habría imaginado. Andrés nunca fue el hombre ideal que ella pensaba.

Eva había escondido la verdad durante años, fingiendo que su matrimonio era perfecto, aunque en realidad estaba lleno de frustraciones y peleas.

«Cuando él se fue contigo, sentí alivio» – confesó Eva. «Me ayudaste a liberarme de ese lastre. ¡Gracias!»

¿Y ahora qué?

Aneta regresaba a casa con la mente hecha un lío. «¿Y ahora qué?» pensaba.

«¿Realmente quiero pasar el resto de mi vida con un hombre que resultó ser completamente diferente a como lo había imaginado?» Lo único que tenía claro era que lo más difícil aún estaba por venir.

¿Debería considerar el divorcio? O tal vez, al igual que Eva, buscarle a Andrés una amante para aliviarse en esa relación.

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