En un remoto rincón de Alaska, el investigador Philip emprendió un viaje que lo llevaría a un descubrimiento asombroso.Todo comenzó con una carta anónima que hablaba de algo extraordinario oculto entre la nieve eterna.
Intrigado, Philip partió en busca de respuestas.Llegó a un pequeño pueblo olvidado por el tiempo, donde el frío era tan penetrante como las miradas desconfiadas de los lugareños.
Nadie parecía dispuesto a hablar sobre la leyenda que había captado su atención, hasta que un anciano misterioso lo dirigió al café «The Old Horse», un desvencijado refugio en el corazón del pueblo.
Allí, bajo la tenue luz de una lámpara, el anciano comenzó su relato: el vuelo 66, un avión que había desaparecido en una noche despejada rumbo a Japón. Ningún rastro de sus pasajeros ni de su carga fue hallado, y las teorías se perdieron en el viento helado.
Intrigado, Philip siguió las pistas que lo llevaron hasta Theo, un hombre huraño que parecía saber más de lo que admitía. Gracias a una serie de notas cifradas, Philip se adentró en las implacables montañas de Alaska.
El viaje fue brutal: tormentas de nieve, pendientes traicioneras y el eco de su propia respiración lo acompañaron hasta que, entre la blancura infinita, vislumbró un ala de avión enterrada en el hielo.
Con la ayuda de sus amigos, Lincoln y Greg, comenzaron a excavar. Lo que encontraron fue impactante: la aeronave estaba sorprendentemente intacta, como si el tiempo se hubiera congelado con ella.
Al entrar en el avión, se toparon con un hallazgo imposible de ignorar: cajas repletas de lingotes de oro y, entre ellas, una bala deformada, como si alguna fuerza invisible la hubiera detenido en el aire.
Pero lo más inquietante fue la cabina del piloto: vacía, sin rastros de la tripulación.Antes de que pudieran comprender el significado de sus hallazgos, el rugido de un helicóptero rompió el silencio gélido. Sirenas y voces autoritarias los rodearon. La policía había llegado.
Philip, Lincoln y Greg fueron interrogados. Las cartas anónimas, el oro y los extraños sucesos confundieron a las autoridades, que no pudieron desentrañar el misterio.
El enigmático informante, aquel que había guiado a Philip hasta este secreto enterrado en el hielo, nunca fue encontrado.De regreso a la civilización, Philip y sus amigos escribieron un libro que se convirtió en un bestseller mundial.
Recibieron medallas y reconocimiento, pero una pregunta permaneció sin respuesta: ¿quién era el informante anónimo y cuál era su verdadera intención?
El vuelo 66 sigue siendo una leyenda, un susurro en el viento helado de Alaska, donde algunos misterios están destinados a permanecer congelados para siempre.