Aunque tiene su hogar, el minino disfruta de sus paseos por el vecindario.
“No le voy a quitar su estilo de vida y cambiarle la rutina drásticamente”, explicó la dueña de un pequeño gato que se decanta por la comida que le proporcionan los vecinos.
A pesar de que el felino tiene todas las atenciones que una mascota necesita, este minino prefiere comer fuera de casa.
Pipo es el nombre del felino que es fiel a sus instintos básicos que le sugieren que salga de su domicilio donde tiene la comida segura y se dirija las inmediaciones y hacerse pasar como un callejero más.
Al parecer las sardinas son el platillo preferido de este minino.
“He salido de casa y había una señora alimentando a cinco o seis gatos, entre ellos el mío. O sea, él se hace pasar por gato callejero con ganas de comer para que le den sardinas“, explicó la dueña del felino.
Pipo ha motivado del corazón de los vecinos que pensaban en su momento que el gato era un sin hogar más. Pero el minino no entiende de diferencias sociales, ya que no le importa mezclarse con otros gatos sin hogar.
Los amantes de los gatos saben muy bien que resulta muy difícil mantener a un gato totalmente domesticado.
Aunque estén sin la posibilidad de re-producirse su composición genética los motiva a salir del hogar durante diferentes horas.
El gato de Lucía es muy famoso en el barrio. “Desde siempre es un gato de la calle, pero decidió que mi casa era suya. Come, duerme y pasa mucho tiempo en mi casa, por eso lo considero mío, porque él me considera suya“, menciona la dueña de Pipo.
“Todos los vecinos conocen a Pipo y saben a qué casa pertenece, aunque también pase tiempo en sus casas, siempre vuelve a la mía a dormir“, dice Lucia en una publicación en una red social.