Una historia muy triste. El pobre perro estuvo tendido inmóvil en la calle durante unos días. El pobre estaba indefenso.
Tenía mucho dolor y no tenía nada para comer. Los transeúntes no ayudaron. Estaba muy cansado y no podía moverse. Pensó que era hora de dejar el mundo.
Pero un día, un hombre de buen corazón notó al perro y lo llevó al veterinario. Su columna estaba rota y tenía muchas heridas. El veterinario hizo una operación.
Esa fue la causa de que el perro no pudiera ir. Después de la operación el perro comenzó a recuperarse. Pero necesitaba cuidados.
Todos los días su nuevo amo le hacía un masaje en las piernas para que sus músculos se recuperaran y volvieran a moverse.
Ahora está muy feliz. A pesar de todas las dificultades, el perro trató de disfrutar de su nueva vida.