Señor de 90 años se pone muy feliz cuando le permiten adoptar a una perrita

PERROS

Ambos necesitaban de compañía, se complementaron perfectamente

Los abuelos y los perritos son el complemento perfecto para disfrutar mutuamente de la mejor compañía. Se ha sabido de amigos con estas características, que suelen ser inseparables. Para muestra, la historia de Joao Reinato, un abuelo de 90 años de edad de Dois Corregos, Sao Paulo, Brasil.

Él anhelaba la compañía de un animal, y en un viaje que hizo recientemente vio a una perrita en el albergue local y sin pensarlo dos veces la adoptó. El hijo de Joao cuenta al medio de comunicación local G1: “De repente, vio a Mila y luego todo cambió. Parecía que toda su vida habían estado esperando este momento. ¿El final de la historia? Es fácil: seguramente serán amigos para siempre”.

Para Joao, su edad no es impedimento para asumir el cuidado de una mascota. Él ve en ella una amiga incondicional, que lo acompaña en todo momento, cuida de él y se asegura de que no le pase nada malo. No le pasará como a muchos que se han quejado por no adoptar una mascota en el ocaso de la vida.

Irónicamente, hay quienes tienen una mascota en casa, y no les brindan el cuidado y protección que ellas merecen. Por suerte, para Mila, Joao no solo la quiere como un animal de compañía, sino como su amiga leal e incondicional. Ella por su parte recibe toda la atención que Joao le puede dar.

Para Don Joao, no es primera vez que tiene un animal, pues ya contaba con la compañía de su perro, cuyo nombre es Pipoca. Así que, Mila llegaría para ser la compañera de aventuras de este can. Por eso, es que el abuelito, decidió ir hasta el albergue en compañía de su hijo, allí conocieron a Mila.

Su hijo, que también se llama Joao, asegura acerca de su padre: “Él ama a los perros. El encuentro con Mila fue amor a primera vista. Mientras él repetía ‘Mila, Mila, Mila‘, ella lo miraba con cariño”. Así que no es difícil comprender por qué se llevan tan bien, incluso con Pipoca.

Como producto de su edad avanzada, ha desarrollado dificultades auditivas, pese a ello, está más presto a amar a estos dos perros que para él, son más que simples mascotas. Joao hijo cuenta: “Aunque Pipoca ya se haya comido sus auriculares, no deja que nadie se meta con los perros. Tiene pasión por los animales“.

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