Lukasz Muniyovsky y su esposa, Natalia, estaban pedaleandօ por pueblos en Polonia cuando encontraron a un perro callejero con la cabeza fuera de una zanja.
La otra mitad de Muniyovsky vio al perro, pero tan prօnto cօmo se detuvieron para inspeccionar, el perro se retiró de la zanja.
La mascota parecía estar bamboleando sus patas en un método realmente extraño, lo que hizo que la pareja se estresara y se diera cuenta de la ayuda.
El lugar estaba cerrado por un lado por una gran roca, por lo que mientras su pareja veía el lado opuesto, Muniowski cavó a través para tratar de agarrar a la mascota.
“Cuando finalmente pude mover la roca y también colocar mi mano poco a poco allí … ella lo olió y después de eso puso sus patas en mi mano” Más tarde la llamaron Bobby.
Llevaron al canino a unpor el veterinario, teniendo en cuenta que parecía que sus patas estaban rotas.
El veterinario estaba preocupado de que tal vez Bobby estuviera aguantando y que no había mucho que pudiera hacer, por lo que recomendó que la sacrificaran.
La pareja no se dio por vencida y cuando volvieron a casa, la llevaron a otro veterinario, que pudo ayudar un poco más: tuvieron que cortar una de las patas traseras de Bobby y colocarle una férula para que pudiera pasear.
Lukasz y su esposa se hicieron cargo de Bobby y, aunque al principio les deprimió ver que no podía correr como le gustaría, más tarde,
y con un poco de acostumbramiento, Bobby aprendió a correr y actualmente es un perro feliz y querido, a pesar de su duro comienzo en la vida.