Cada hogar tiene sus sartenes y cacerolas favoritas, que da pena tirar, incluso cuando están cubiertas por una capa gruesa de suciedad.
Hoy te voy a enseñar un método sencillo y eficaz para dejar tus utensilios de cocina como nuevos, limpios y brillantes.
Coloca la cacerola o sartén en una bolsa de plástico hermética y agrega un poco de amoníaco.
Saca el máximo aire posible, cierra bien la bolsa y sujétala con cinta adhesiva.
Deja la bolsa en el balcón o en el exterior durante 1–2 días, dependiendo de lo sucia que esté la cacerola o sartén.
Es importante hacer este paso al aire libre para evitar que el fuerte olor del amoníaco entre en la casa.
Después de este tiempo, saca la cacerola o sartén de la bolsa, enjuágala con agua fría y límpiala con la parte áspera de una esponja.
Método alternativo:
Puedes usar un recipiente grande y mezclar vinagre con agua fría.
Sumérge la cacerola o sartén en la solución y déjala reposar durante 1–2 días. Revisa de vez en cuando y frota los restos de suciedad con una esponja.
Este método es más suave, por lo que la superficie de la cacerola o sartén se mantendrá intacta.
El olor a vinagre será mínimo si preparas bien la mezcla, así que no tienes que preocuparte.
Ambos métodos te ayudarán a devolverle la limpieza incluso a los utensilios más antiguos. ¡Ahora tu equipo de cocina se verá como nuevo!