La carta de amor de mi esposo que destrozó nuestro matrimonio

ENTRETENIMIENTO

Una noche, mientras Nancy doblaba la ropa de su esposo David, un pequeño trozo de papel cuidadosamente doblado cayó de uno de sus bolsillos.

Se detuvo por un instante, sintiendo una mezcla de intriga y desconfianza. Con el estómago revuelto, levantó el papel y lo desdobló con lentitud.

Al leer las palabras, un estremecimiento la recorrió de inmediato, paralizándola. Un frío implacable comenzó a llenar su pecho, como si su mundo estuviera colapsando a su alrededor.

“¡Feliz aniversario, mi vida! Estos siete años han sido los mejores de mi existencia. Nos vemos el miércoles a las 8 en Obélix. Viste algo rojo.”

La caligrafía de David, nítida y fluida, no dejaba espacio a dudas. Cada trazo, firme y elegante, le resultaba tan familiar como su propio ser.

Pero Nancy y David llevaban dieciocho años casados, tenían dos hijas… y su aniversario aún estaba a meses de distancia. No solo compartían su amor, sino sus vidas, sus responsabilidades.

Sin embargo, ese papel le mostraba algo desconocido. ¿Siete años? ¿Siete años de qué?

¿Y el Obélix? El restaurante más exclusivo de la ciudad. Recientemente, David le había dicho que debían ahorrar, que la economía no estaba en su mejor momento. ¿Por qué entonces iba a reunirse allí con otra mujer?

Esas preguntas se clavaban en su mente como espinas afiladas. Las semanas pasaban, pero los pensamientos no la dejaban en paz. Sentía que vivía atrapada en un sueño del que no podía despertar.

Cada intento de encontrar una respuesta lógica solo la sumía más en el desconcierto, como piezas de un rompecabezas que nunca se encajan.

Por fin, llegó el miércoles. Esa mañana, David mencionó de pasada que tendría que quedarse más tiempo en el trabajo. Nancy sintió cómo el tiempo se paralizaba. Sabía lo que debía hacer. El momento de enfrentarse a la realidad había llegado.

El día transcurrió lentamente, cada hora parecía interminable. Cuando por fin cayó la noche, abrió el armario y recorrió con los dedos las telas hasta que encontró lo que buscaba: el vestido rojo.

Era el mismo que David le había regalado hacía años para su cumpleaños. En ese entonces, le encantó; era su color preferido, y encajaba perfectamente con su tono de piel.

Pero ahora, ese vestido se sentía como una coraza irónica, como si al ponérselo estuviera preparándose para una batalla dolorosa.

Al entrar en el restaurante de lujo, la atmósfera la envolvió de inmediato. La luz tenue, el tintineo de las copas, el murmullo de las conversaciones; todo se volvía más denso en el aire.

Nancy sintió una presión en el pecho, como si cada paso la llevara más cerca de una confrontación inminente. Y entonces, la vio: la otra mujer.

Estaba sentada, sola, su postura relajada y despreocupada, algo que a Nancy le atravesó el corazón. El vestido rojo de la mujer, exactamente como lo había descrito el papel, brillaba bajo la luz suave del restaurante.

La mujer reía, posaba para selfies, y cada sonrisa que le dedicaba a David parecía atravesar a Nancy como un puñal.

Cuando David finalmente entró, la atmósfera cambió por completo.

Su rostro se iluminó, una sonrisa se dibujó en sus labios, y al verla, Nancy notó cómo él se acercaba hacia ella de manera casi automática. La mirada que le lanzó estaba cargada de ternura, y Nancy sintió un nudo en el estómago. Esa mirada, la que solo había sido suya, ahora era para otra.

Nancy permaneció inmóvil, su corazón latiendo con fuerza. Todo lo que había creído saber sobre su matrimonio se desmoronaba en ese instante. Era como si el telón de la realidad cayera, revelando por fin la verdad.

Esa mujer, ese restaurante, esas palabras en el papel… todo formaba parte de una vida que Nancy desconocía, una vida que David había vivido sin ella.

Sus pensamientos giraban en su mente, pero en su interior comenzaba a despejarse la niebla. Este era un punto de no retorno. Tenía que decidir qué hacer a continuación: ¿enfrentar la amarga verdad y confrontarlo?

¿Lo perdonaría o tomaría el control de su destino y comenzaría una nueva vida, una vida que ella misma podría construir? Lo que fuera que decidiera, esa noche lo cambió todo, y no habría marcha atrás.

(Visited 76 times, 1 visits today)
Califica el artículo
( Пока оценок нет )