Lucía se encontraba sentada frente al espejo de su habitación, con los papeles de divorcio cuidadosamente apilados sobre el tocador. Había pasado semanas reflexionando, midiendo cada palabra,
cada firma que marcaría el final de una historia que había durado más de quince años. A sus cuarenta y dos años, sentía que el amor que una vez los unió a ella y a Marcos se había desvanecido entre las discusiones, el silencio incómodo y la rutina asfixiante.
Esa mañana, Marcos había salido temprano. Apenas se cruzaron unas palabras mientras él tomaba su café. «Firmaré los papeles esta noche», le había dicho Lucía en un tono que intentaba sonar firme, aunque su voz temblaba ligeramente.
Pero entonces, algo sucedió.Mientras ordenaba un cajón, Lucía encontró una caja pequeña de madera. Era vieja, con bordes desgastados. Al abrirla, descubrió cartas dobladas cuidadosamente, una detrás de la otra.
Eran las cartas que Marcos le había escrito cuando empezaron a salir, palabras llenas de ternura, promesas ingenuas y planes para un futuro juntos.
A medida que leía cada carta, Lucía sintió cómo su corazón se apretaba. Había olvidado esos momentos: las noches en las que se quedaban hablando hasta el amanecer, los viajes improvisados, la forma en la que él la hacía reír con tan solo una mirada.
Cuando Marcos regresó esa noche, Lucía lo estaba esperando en la sala. Los papeles de divorcio seguían allí, pero algo en su mirada había cambiado.
—Tenemos que hablar —dijo ella, con la voz más firme que había tenido en meses.
Marcos dejó su abrigo a un lado y se sentó frente a ella, con una expresión de sorpresa y alivio mezclados.
—¿Por qué íbamos a tirar todo esto? —preguntó Lucía, sosteniendo una de las cartas en su mano—. ¿En qué momento dejamos de ser nosotros?
El silencio que siguió fue largo, pero no incómodo. Ambos sabían que aquella conversación no sería fácil, pero por primera vez en mucho tiempo, estaban dispuestos a intentarlo.
A veces, un pequeño recuerdo puede ser suficiente para cambiar el rumbo de una decisión aparentemente definitiva. Lucía no estaba segura de lo que vendría después, pero por primera vez en mucho tiempo, sintió esperanza.