Cuando el esposo de Sofía, Tom, traicionó la confianza de su padre al negarse a devolver un préstamo de 30,000 dólares, Sofía sabía que debía tomar medidas para enseñarle una lección que nunca olvidara.
Lo que comenzó como un apoyo para el sueño empresarial de Tom se convirtió rápidamente en una amarga decepción cuando él rompió su promesa de devolver el dinero en un año y, en cambio, alegó que nunca había recibido el préstamo.
La familia de Sofía estaba herida y humillada, y ella se dio cuenta de que tenía que hacer algo para que Tom entendiera el daño que había causado.
Tom era un hombre carismático, lleno de promesas y ambiciones, capaz de ganarse el corazón de cualquiera.
Su padre, un hombre bondadoso y confiado, le prestó el dinero para ayudarlo a abrir su propio taller de reparación de automóviles.
Sin embargo, en lugar de trabajar duro para pagar la deuda, Tom empezó a evadir sus responsabilidades y hasta llegó a poner en duda la integridad de su suegro.
La situación empeoró, y Tom incluso amenazó con divorciarse si la familia de Sofía seguía insistiendo en que devolviera el dinero.
Una noche, mientras Sofía meditaba sobre la injusticia, tuvo una idea: fingir un embarazo.
Sabía que Tom, quien solo se preocupaba por sí mismo, entraría en pánico si pensaba que tendría que pagar manutención durante 18 años.
Entonces, puso en marcha su plan. Tomó un test de embarazo positivo de una amiga y se preparó para confrontar a Tom con la «noticia».
Cuando finalmente le dio la noticia, él se quedó paralizado. La idea de pagar manutención durante casi dos décadas lo hizo entrar en pánico.
Con calma y determinación, Sofía le propuso una solución: «Dame 50,000 dólares, que incluyen los 30,000 que le debes a mi padre, y te dejaré en paz, sin manutención y sin más compromisos».
Tom, sorprendido, primero rió, pero luego corrió desesperado en busca de dinero.
Al séptimo día, apareció con un sobre lleno de efectivo y se lo entregó a Sofía.
«Es todo lo que pude juntar», dijo, agotado.
Sofía contó el dinero y, con una sonrisa tranquila, dijo: «Gracias, esto es todo.»
Esa misma noche, Tom dejó la ciudad y desapareció sin dejar rastro.
Sofía se quedó con 50,000 dólares en las manos, pero el dinero no era lo más importante. Había recobrado el control de su vida, protegido a su padre y dejado atrás un matrimonio tóxico.
El embarazo falso, aunque arriesgado, le enseñó a Sofía que era más fuerte de lo que jamás imaginó.