Una familia extraordinaria, que vive en las remotas alturas del monte Koşan en Turquía, fue descubierta por un montañista. Su hogar, una modesta casa de piedra que se asemeja a una cueva, está situada a una altitud de 2.500 metros, cerca de la cima.
En este lugar, en la intersección de las fronteras de Tunceli, Bingöl y Erzincan, la familia lleva una vida aislada, marcada por privaciones, muy alejada del mundo moderno y sus comodidades.
La familia está compuesta por el padre, de 80 años, su esposa de 78 años, y sus cinco hijos que aún viven con ellos. Su aislamiento es tan profundo que no han tenido noticias de sus otros cinco hijos, quienes se marcharon hace veinte años y nunca regresaron.
El día a día de esta familia es una lucha constante por la supervivencia. Su única fuente de sustento es un pequeño rebaño de ganado que cuidan con mucho esfuerzo. Los inviernos largos y severos de esta región hacen que su situación sea aún más difícil.
Sin electricidad ni agua corriente, dependen de la naturaleza y del trueque con los pocos vecinos cercanos para obtener alimentos básicos como harina, patatas, cebollas y té. De vez en cuando, pueden comer carne de los animales que crían.
Los niños nunca han asistido a la escuela ni visto televisión, y han crecido en un aislamiento total. El padre, quien lleva sobre sus hombros la responsabilidad de la familia, explica que sería demasiado arriesgado que sus hijos fueran a la ciudad.
«Si se van a la ciudad, no encontrarán el camino de regreso», dice preocupado.
La vida a esta altitud no solo es dura, sino también peligrosa. El invierno es implacable y los recursos son escasos.
«Es increíblemente difícil sobrevivir en estas condiciones. Cualquiera con un poco de conciencia debería ayudarnos», implora el padre en un llamado desesperado. «Nuestras fuerzas se están agotando».
El montañista que descubrió por casualidad a esta familia durante su ascenso al monte Koşan quedó impactado por su situación. Relató cómo la familia vive en condiciones casi primitivas, y afirmó que es difícil imaginar que seres humanos puedan sobrevivir en un entorno tan remoto y hostil.